Año sabático

«Los hoteles son para el descanso, me digo, aunque desde siempre me han provocado una profunda intranquilidad. Incluso más que la que me induce la extraña proximidad de mis vecinos. Esas pequeñas celdas donde nadie conoce a quien duerme al otro lado del panel, aunque se escuche y se descifre cada movimiento: la caída desordenada de los zapatos del viajante, la bañera llenándose de espuma para el encuentro feliz de los recién casados o quién sabe si unos amantes fortuitos, el canal de noticias internacionales y el repiqueteo del hielo en un vaso aséptico y plastificado que quizás nunca debió librarse de su envoltorio, el forcejeo desesperado con la manija de la ventana para lanzarse a un vacío que no pesa.

¿Cómo sonará un profesor cansado?, me sigo preguntando. Distinto a uno joven que aún anda convocando a su destino».

Con estas palabras empieza la novela Año sabático. No escondo mi emoción ante esta criatura por la que el editor Jaime Romero, artífice de ese gran proyecto que fue Arma Poética, se interesó para abrir con ella su colección Naginata, dedicada al género novelístico; algo que me llena de orgullo y a la vez de responsabilidad.

Es difícil, especialmente para su autor, resumir una obra. De hecho, sé que, si lo intento, corro el riesgo de soslayar elementos que un día me parecen fundamentales y otros, pequeñeces que caen por su propio peso. Solo diré que es algo bastante diferente a lo que había hecho hasta ahora, pues a veces los encuentros afortunados precisan hacerse notar, y nuevas lecturas y el avance inexorable de los días han terminado por volcarse en estas cuantas páginas por pura necesidad.

Escrita en un tono academicista desde la voz en primera persona del profesor de antropología John O'Toole, la obra narra su vida, sus antecedentes familiares, su modo peculiar de insertarse en el mundo, sus escasas relaciones y su reacción ante un acontecimiento inesperado que, como a la mayoría de los mortales, le hace mostrar el rostro más oculto y más humano, deja que salga a la luz su miedo a lo desconocido y su peculiar forma de amar.